Teniendo en cuenta este momento de cuarentena podemos pensar en un tiempo de pérdida de lo habitual de nuestras costumbres de la vida cotidiana, de la cercanía de nuestros afectos. Pérdida del trabajo y de sus formas conocidas.
Se ha perdido la referencia del tiempo y del espacio, principales ordenadores de nuestra psiquis, lo que nos permite movernos en el mundo sin grandes amenazas. Tiempo de pérdida que nos sumerge en un tiempo incierto lo que lleva a cada uno a diversas reacciones, con emociones descontroladas, enojo, reacciones maníacas, tristeza frustración, desorganización, soledad, encierro, etc. Y como toda pérdida necesita de un tiempo de elaboración para poder restablecer la nueva realidad que se impone como ¨Nueva normalidad¨. Proceso necesario para transitar el duelo de esta pérdida.
Lic. Nancy M. Garacotche
Veamos la diferencia entre Duelo y Depresión.
Según el DSM IV (Manual diagnóstico de los trastornos mentales)
La depresión se encuentra entre los trastornos del estado de ánimo que incluye una alteración del humor (tristeza). Además, disminución del interés y la capacidad del placer en todas o casi todas las actividades, irregularidades en el sueño y el apetito, sentimiento de culpa excesivo, falta de energía, inhibición psicomotora, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones.
El duelo es la reacción frente a una pérdida de alguno de los tantos objetos de amor de la persona y por lo tanto insustituible, por lo que reclama una elaboración. En el duelo la persona sabe lo que perdió. En cambio en la Depresión la pérdida no es reconocida conscientemente. Muchas veces se dice estar cursando una depresión ya que la sintomatología es muy similar pero es importante en la consulta psicológica/psicoanalítica establecer esta diferencia entre duelo y depresión, para poder encausar el tratamiento en forma adecuada. Si se puede situar la pérdida por la que se padece (pareja, trabajo, etapa de la vida, crecimiento de los hijos, cambios en el cuerpo etc) se podrá comenzar a acompañar en la elaboración del duelo el cual lleva esfuerzo, y sobre todo tiempo. Y como en estos tiempos nunca hay tiempo, todo se pretende inmediato y lo que es del orden de la tristeza lógica de un duelo, muchas veces se lo trata como una depresión, sin tener en cuenta que durante el proceso de elaboración se transitará por un estado similar a una depresión. Un duelo no elaborado o no procesado puede transformarse en duelo patológico que llevaría a un estado de depresión que se lo suele clasificar como leve, moderado o grave.
Es decir que un estado depresivo podría ser el resultado de un duelo patológico (no elaborado) en relación a una pérdida de algún objeto de amor. Pero una Depresión en cambio podríamos pensar que está más en relación a lo que al sujeto no le fue dado, del amor primordial, el de los primeros tiempos el que es constitutivo para toda persona. Es fundamental e imprescindible en la llegada a la vida ser alojado en el amor parental (padres) o quienes cumplan esa función. Una cosa es perder algo del orden del amor y otra es NO haber recibido lo suficiente.
Ambas situaciones requieren tratamientos distintos. En estos tiempos de urgencia e inmediatez donde hay que seguir produciendo no se habilita socialmente el tiempo correspondiente a un duelo y muchas veces se recurre rápidamente a la medicación sin esperar el tiempo lógico para transitar y elaborar la pérdida. Un espacio psicológico/psicoanalítico ofrece la posibilidad acompañar ese tránsito, restituir la nueva realidad, y poder nuevamente disfrutar de la vida.
Lic. Nancy M. Garacotche
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